El pasado mes de octubre Jovesólides presentó una investigación sobre emprendimiento social en Europa y América Latina. El documento aborda las políticas públicas desarrolladas, y recoge experiencias para su promoción llevadas a cabo en ambos continentes. ¿Es realmente el emprendimiento uno de los pilares sobre los que se construye un nuevo modelo económico? ¿Hay una gran distancia entre la teoría y la práctica? ¿Resuelve el desempleo?
Una de las principales conclusiones de la investigación apunta que el emprendimiento social tiene un desarrollo desigual, pero las sociedades que más apuestan por promocionarlo, aquellas que más invierten en gasto social, tienden a disfrutar de mayor igualdad.
El estudio, realizado por Jovesólides también confirma que el desarrollo de la economía social puede dar una respuesta óptima a altos niveles de desempleo, consecuencia de contextos de crisis. Pero para favorecer esta posibilidad es necesaria una regulación del sector, además de aplicar medidas de promoción, favorecer su su estudio…
Esta investigación que nace en el marco del proyecto ‘InnovaT: social innovation for youth entrepreneurship’, un programa dirigido a jóvenes de diversos países para fomentar el emprendimiento social en sus comunidades, tiene como fin visibilizar el emprendimiento social. Para ello, refleja la diversidad de políticas públicas que promueven el sector como estrategia de desarrollo social y económico; identifica las claves de estas políticas, generadoras de buenas experiencias; y aporta una serie de recomendaciones para replicar éstas en otros contextos.
Conclusiones del estudio por países
Otra llamativa conclusión del estudio señala que en España y América Latina es el tercer sector el principal promotor del emprendimiento social. Empresas sociales, fundaciones, ONG, asociaciones… son los actores que más presionan para su promoción e intervienen en el proceso legislativo. Tras estos encontramos a la sociedad civil, universidades y en último lugar, el Estado.
En Europa sólo Grecia y Portugal han desarrollado una legislación específica sobre emprendimiento social, mientras en España y Rumanía hay una legislación marco sobre economía social pero no está legislado el emprendimiento social ni hay políticas específicas de promoción para su impulso.
Asimismo en América Latina, países como Nicaragua y El Salvador tienen un grado de desarrollo de la economía social muy bajo. En otro extremo encontramos a Colombia, que se encuentra a la vanguardia en legislación en este sector, aunque hoy por hoy no existe una línea de promoción específica para el emprendimiento social, y éste se beneficia de las líneas de promoción del emprendimiento comercial.
El informe enfoca el emprendimiento social como una nueva posibilidad para el desarrollo social y económico, más sostenible y justo. No obstante, todavía es precisa una mayor regulación del sector y políticas públicas ajustadas a sus necesidades de desarrollo, tanto en Europa como en América Latina. Mientras, el emprendimiento social avanza sin prisa, pero sin pausa.